jueves, 19 de junio de 2014

Videojuegos: la nueva frontera que el arte se atreve a cruzar


Caminamos por una pradera suave y ondulada, de un verde símil de 8bits, cubierta de flores y de árboles. Un paisaje que parece salido de una vieja versión de Paint que hubiera cobrado vida y hubiera desbordado sus formas geométricas y colores base. Nos envuelve una música que une sonidos naturales y digitales. Seguimos caminando y descubriendo…


Todo fue diseñado por Ed Key, un hombre que programó el motor gráfico en sus ratos libres usando el lenguaje de programación C. Estamos dentro de un juego, un juego muy particular. Un juego que fue pensado sin objetivos, un juego donde somos un mero ente que descubre un mundo lleno de colores y de sonidos. Un juego pensado como una expresión artística.

Entrevistamos a Leonardo Belloso, un periodista digital que trabajó en ProyectoGumer y NivelXtremo haciendo críticas de videojuegos. Él piensa que una manera de entender el arte es la visión de una persona siendo plasmada en un medio, sea un lienzo, una hoja de papel o código de programación. "El punto es la expresión con el sentido de generar una reacción en el espectador. Más allá de la bronca cuando te matan en un juego o cuando no podés pasar el último nivel, me refiero a un impacto genuino. En Proteus esto se ve muy bien, parece un juego tonto, pero es una expresión artística de principio a fin", declara Leo. "Hay juegos que son pensados para ser un producto, otros no. Los juegos comerciales tienen empresas detrás que buscan ganar dinero, los juegos indies son hechos mayoritariamente por personas independientes en su tiempo libre, sin pensar vivir de eso. No buscan hacer juegos taquilleros, buscan hacer algo que solamente ellos comprarían, combinando otros tipos de artes establecidos: literario en el argumento, musical en la banda sonora, gráfico en las imágenes".

El más conocido es el Proteus, aunque hay otros tantos como el Slave of God, desarrollado por la empresa indie Increpare Games, donde nos encontraremos sumamente desorientados dentro de un club nocturno en el papel de un personaje que reproduce los efectos visuales de varias drogas psicoactivas; vagamente reconoceremos siluetas y personas en una vorágine de colores psicodélicos y música electrónica.



Otro videojuego digno de mención es Journey, desarrollado por la empresa Thatgamecompany para PlayStation 3. En Journey encarnaremos a un encapuchado montaraz que atraviesa un inmenso desierto rumbo a una montaña, a lo largo de su travesía nos encontraremos con otros jugadores, uno por vez, con los que podremos interactuar, dar y recibir ayuda, pero no comunicarnos. De acuerdo con el diseñador Jenova Chen, "trata sobre dos extraños que se conocen online. No saben qué edad tienen, únicamente que el otro es otra persona real".



"Me parecieron experiencias que nunca antes había visto, increíblemente originales", enfatiza Leo.
Videojuegos que buscan ser más que formas entretenidas de pasar el rato, rompen moldes y estructuras y buscan despertar reacciones en sus jugadores. Frutos de una nueva era digital donde el arte desborda los lienzos y llena los nuevos espacios sin explorar.
Sin otro particular,
Mr. Nemo

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