sábado, 21 de enero de 2012

Hunter Children

No son muchas las criaturas que se han ganado, a pulso, la consideración litúrgica de ser horrendas pesadillas que evocan la muerte y el epíteto de ser de mal agüero.
Las ratas han inflamado horrores a lo largo de la Edad Media como seres de peste, esto alcanzó su punto más áspero en la muy conocida peste negra que desoló Europa en el siglo XIV. Hombres con máscaras de cuero en forma de cuervo, túnicas negras y galera en copa se aventuraban a las ciudades infestadas. Eran los macabros médicos-mercenarios que estaban dispuestos a meterse en los focos de peligro a cambio de alguna bolsa de dinero. En este periodo histórico se ambienta un popular cuento para niños. Der Rattenfänger von Hameln o también conocido como El flautista de Hamelín. Una marabunta de ratas se había instalado en el poblado alemán de Hameln o Hamelín y amenazaban destruir la integridad higiénica y social cuando un hombre singular apareció…

Querido lector, su mente está a punto de ser abierta para contemplar una curiosa danza de la muerte protagonizada por ratas y niños al compas de un diabólico personaje ataviado a la usanza del arlequín. La propuesta del enigmático personaje fue sencilla, él tenia el poder de atrapar a cualquier ser viviente, sea que nadara en el mar oscuro, volara en las alturas distantes o corriera por las sombras, y por una cifra determinada podría desalojar las ratas del poblado. Ni vale decir que las autoridades no lo pensaron dos veces y cerraron el trato. El flautista comenzó a tocar, las ratas acudieron danzando de forma infernalmente antinatural y siguieron al flautista hasta un río donde él las hizo ahogarse. La cuestión se retuerce cuando el personaje vuelve a reclamar su recompensa y las autoridades se niegan a dársela, en argumento de que, al fin y al cabo, las ratas ya estaban muertas y que eso no podía volverse atrás. Luego de amenazar fútilmente a las autoridades, el personaje decidió descargar su venganza… no en ellos, sino en sus hijos. Tocando de nuevo su macabra melodía, los niños acudieron danzando y, danzando, los llevó a una colina donde se metió con ellos en una cueva. Así salió de la historia, al igual que los niños, de los cuales no volvió a saberse nada. Todas las versiones coinciden en que el numero de los niños era de 130. Interesantemente, las fuentes históricas (un grabado en el pueblo de Hamelín cuya datación oscila entre 1602/1603 y un relato del 1384 que simplemente dice: “Hace diez años desde que nuestros niños salieron”) confirman que las ratas se agregaron a la historia en una versión posterior de 1559, ya que estaban ausentes en las versiones más tempranas.

Algunas teorías identifican al flautista como una figura de la muerte. Era la usanza representarla como un arlequín que guiaba la famosa danza de la muerte. Los niños pudieron haber muerto en la peste bubónica (recordemos la fecha) o en algún tipo de accidente ahogándose en el río, por ejemplo, pero eso es un misterio. Otras teorías señalan que realmente el motivo de la huida de los niños (aunque ya estaríamos hablando de jóvenes) habría sido escapar de las ratas, o la colonización de la región sur del mar báltico, en algunas partes de Moravia (ahora dentro de la República Checa) o Priegnitz y Uckermark, ambos al norte de Berlín y en la región de Pommeranian (ahora una parte de Polonia). Finalmente, otra teoría aun más oscura, propuesta por el escritor, periodista e historiador William Manchester con base a relatos del clérigo y erudito escritor Robert Burton, apunta la causa de la desaparición de los niños a un sádico asesino psicópata y pederasta, como los de las novelas de Dylan Jones. El 20 de junio de 1484, un asesino secuestró 130 niños del poblado de Hamelín y algunos sí pudieron volver a ser encontrados, desmembrados y colgando de las ramas de algunos árboles en el bosque oscuro. Hacia 40 años Gilles de Rais, el sádico depredador de víctimas que inspiraría el relato de Barba Azul, había dejado su huella en el mundo. Son, ciertamente, muchos los monstruos que ha generado la tierra.

Y, ciertamente, nunca sabremos con certeza cuál fue la suerte que corrieron los 130 niños. Este cuento infantil ha sido basado en escabrosos y confusos hechos históricos de proporciones cuando menos siniestras. Podemos decir que fue edificado sobre un misterio, actualmente sin una respuesta concreta. Finalmente la moraleja es, sea cual sea la versión del cuento que leamos, siempre cumple tus promesas. No esperes que hombres malvados se venguen dañando a tus hijos.
Sin otro particular,

Atte.
Mr. Nemo


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