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Ya han leído de mi pluma (o teclado, para ser más verosímiles) un análisis sobre Caperucita roja y el lobo. Pero esta vez he logrado obtener, de una fuente tan fidedigna como un versado hombre de leyes que ha dedicado su existencia a sumergirse en doctrinas jurídicas retorcidas, la siguiente sentencia contra la menor alias Caperucita. El siguiente fallo no es nada más ni nada menos que la voz de la pseudojusticia ante la cual hay que regular nuestras efímeras vidas. Si al leer el fallo a alguno se le cruza la palabra “coima” por la mente, es pura coincidencia…