De pronto se anuncia
que Scarlett Johannson, polémicas de por medio, protagonizará la adaptación de Ghost in the Shell y en Hoyts podemos ver la película animada
original de 1995, pero… ¿de qué se trata Ghost in the Shell y por qué ha
generado reacciones tan viscerales en internet?
Nota publicada también en Crac! Magazine
Ghost in the Shell es considerado por muchos como uno de los
referentes más fuerte del movimiento cyberpunk,
cuestión que no hay que perder de vista al tratar de descifrar el mundo que nos
ofrece.
El ciberpunk (palabra que toma nombre de “cibernética” y
“punk”) es un subgénero de la ciencia ficción enfocado a futuros distópicos con
altos avances tecnológicos (como cibernética o informática) y con cierto grado de
desintegración social o cultural provocado por esta. Una variante popular del
mismo género es la serie Black Mirror.
Ambientado en un Japón de posguerra en el siglo XXI que ha
podido estabilizar su economía gracias al tratamiento de desechos nucleares
(llamado “El milagro japonés”), el escenario presenta un precario equilibrio
político entre diversas fuerzas vernáculas e internacionales. Si bien la trama
se desliza entre incidentes de índole político, estos son apenas un vehículo para
arribar a reflexiones más profundas sobre la consciencia, la identidad y la
naturaleza humana.
La historia se centra en la mayor Motoko Kusanagi (Scarlett
Johannson), líder de la Sección 9, una organización de fuerzas especiales de
seguridad pública abocada a resolver y combatir casos de ciberterrorismo,
espionaje industrial o atentados transnacionales. El grupo está compuesto por un reducido cuerpo
de élite que cuenta con, desde un exranger del ejército hasta un exdetective de
la policía local japonesa.
Motoko es una cyborg:
la totalidad de su cuerpo es una máquina (o "cuerpo prostético", como les
llaman). En la sociedad presentada por Ghost in the Shell, implantes parciales o
totales de máquinas en el cuerpo son comunes, al punto de que los únicos que no
tienen cerebros cibernetizados suelen ser, en general, las clases más marginadas.
A lo largo de la serie se revela que el auge y desarrollo de
estos cuerpos prostéticos se hizo en el contexto de la guerra, como una forma
de tratamiento médico que, al mismo tiempo, prometía un potencial militar. La
evolución de estos cuerpos prostéticos es tal que Motoko tiene varios de ellos, como si fueran trajes en un guardarropas.
En un mundo donde las partes del cuerpo son prescindibles e
incluso intercambiables (y el mismo cuerpo puede ser reemplazado) se detecta
una búsqueda por parte de los cyborgs
en lograr definir aquello que les da la singularidad de individuos que la
tecnología les está quitando.
Al mismo tiempo, las inteligencias artificiales (IA) han
alcanzado un nivel de desarrollo muy alto y algunas, como por ejemplo los
tachikomas —pequeños tanques de asalto con apariencia arácnida que tienen una
complejísima IA instalada—. La frontera entre la consciencia humana y la
consciencia de las máquinas se desdibuja en un siempre presente malestar de
los hombres que contemplan cómo aquellos artefactos creados para ser
herramientas —o incluso armas— empiezan a presentar signos de individualidad.
Otra consecuencia directa de la cibernetización de los
humanos (necesaria para no ser marginados de un sistema que es cada vez más
tecnocrático) es que los cerebros se han vuelto plausibles de ser afectados por
ataques de hackers. Al punto de que incluso un hábil hacker podría implantar
recuerdos falsos en una persona o cierta programación que lo forzara a actuar
de determinada manera.
Esto acrecienta aún más la incertidumbre a la hora de
definir la propia identidad que, al fin y al cabo, podría no ser más que un
discurso implantado por terceros. Esta búsqueda por definir quiénes somos y
qué nos hace humanos es una constante a lo largo de toda la obra de Masamune
Shirow.
Sea que la realización live-action de la próxima película
esté o no a la altura de las expectativas de los seguidores de Ghost in the
Shell es un oportunidad para la difusión de la obra de Shirow entre aquellos
que no son muy aficionados al animé.
La estética ciberpunk una de las más idóneas para
representar los dramas éticos que han generado las nuevas tecnologías en
nuestra época, cada día se vuelve más patente la “digitalización” de la vida y
cuestiones tales como un aviso de visto en Whatsapp es un tema recurrente en la
terapia.
Ghost in the Shell es, en esta época, una ventana
para vislumbrar un futuro tecnológico cada vez más cercano y reflexionar sobre
los aspectos más oscuros de
la tecnología que nos envuelve. Sin otro particular,
Nemo Dropzip
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